domingo, 15 de abril de 2012

Pequeños apuntes

A veces son los pequeños detalles los que marcan ciertas diferencias con nuestros competidores. También son los pequeños elementos de un sistema de trabajo los que pueden aumentar la productividad en el día a día. No existe nada peor que creernos que ya lo sabemos todos y adoptar cierto inmovilismo. Aporto varios pequeños detalles que pueden hacer más sencillo nuestro trabajo diario.

Automatizar tareas en Photoshop

A veces es necesario realizar acciones repetitivas con ciertos archivos que nos mandan los clientes, pasar de RGB a CMYK, realizar ciertos filtros que nos vienen bien, ejecutar reducciones GCR o UCR a las fotos, etc. Photoshop es una herramienta muy potente que puede ahorrarnos mucho tiempo con estas acciones mediante los automatismos. Puedes realizar un procesamiento por lotes, desde el panel Acciones, pulsando el botón Crear acción nueva, creando el nombre de una nueva acción y después grabando las acciones. Con la acción que has creado, creas un Lote accediendo a Archivo-Automatizar-Lote. Después, en la ventana, especificas carpetas de origen, destino, nuevos nombres de archivo, etc. Es muy útil.

Ventana para Droplet
También desde Photoshop podemos crear un Droplet, generando las acciones que deseamos automatizar y después accediendo a Archivo-Automatizar-Crear Droplet. Las acciones son muy similares a las de crear un procesamiento por lotes. El droplet, en cambio, es un programa ejecutable para mac o windows. Una vez que hayas configurado las acciones del droplet, lo creas y accedes a la carpeta donde está situado. Arrastrando los archivos sobre el icono del droplet, se ejecutarán las acciones grabadas. Sencillo. Nos ahorrará mucho tiempo de trabajo con acciones tediosas. Añado que los droplet son intercambiables entre plataformas windows y mac os: solo hay que arrastrar el icono del droplet .exe sobre el icono de Photoshop y éste lo convertirá a la nueva plataforma.

Convertir el color de nuestros originales a un perfil de imprenta.

Una vez que hemos terminado de trabajar nuestros originales en RGB en nuestro programa de diseño, si la imprenta lo requiere, debemos de pasar nuestros trabajos a CMYK. La mejor opción, aunque un poco anticuada, es el PDF/X-1a. Esto vale si es un envío "a ciegas". Normalmente, si la imprenta dispone de cierta gestión de color, sería lógico mandarle un PDF/X-3 en RGB (generalmente con el AdobeRGB como perfil ICC incrustado) Ellos se encargarían de "trabajar los archivos" y adecuarlos a su flujo de trabajo. Como la teoría es muy bonita, pero es el mundo real es el que manda, vamos a intentar que nuestros originales se parezcan lo más posible a lo que vemos en nuestro monitor. Para ello activamos la previsualización de CMYK en photoshop (incluso podemos comprobar los colores fuera de gama con el espacio de color de destino en Aviso de Gama). Todo esto con el perfil ISO Coated v2 que suele ser bastante bueno como genérico. Si nos gusta lo que vemos, al pasar a un PDF/X-1a convertimos con este perfil de color. Y ahora, muy importante, nos detenemos en  varias opciones de conversión que suelen ser ignoradas muy a menudo. Siempre marcaremos "compensación del punto negro" Esta opción mantiene la coherencia en las zonas de sombras de nuestros originales una vez transformados, evitando la pérdida de información con la conversión. Y ahora hay otras elecciones que hacer, las más utilizadas son Colorimétrico Relativo y Perceptual .

Es inevitable que al pasar de RGB a CMYK perdamos una parte de la gama de color del original ya que partimos de un sistema con más colores que el destino. Para el que no entienda esto, es sencillo de explicar. LAB es el espacio de color que normalmente puede ver una persona. Es el marco general en que basamos todas las conversiones en el mundo digital. El siguiente modelo es el RGB, que es el formato en que las pantallas representan el color, menos amplio que el LAB. Y si llegamos a CMYK, nos encontramos el modelo con menos capacidad para representar los colores reales que vemos a través de nuestros ojos. Esto mejora con la hexacromía, explicada en otro artículo. Por ello, acertar en la conversión nos puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza.  Con el colorimétrico relativo el algoritmo intentará mantener todos los colores lo más cerca posible de su original, esto incluso sacrificando cierta coherencia de la fotografía. Esta sería la opción ideal con  logotipos o fotografías con grandes espacios de color muy saturados que deseamos conservar lo más íntegros posible. También puede ofrecernos contrastes de color muy fuertes dentro de una misma imagen. Luego tenemos Perceptual , que mantiene la coherencia con el espacio de color de destino y "encaja" toda la gama respecto a las zonas que más han perdido, lo que produce una fotografía más uniforme, sacrificando ciertas áreas de color en pos de ser más homogénea, lo que es recomendable en casi todas las fotografías para evitar los colores dispares de un punto a otro de la misma imagen, pero que nos puede aplanar algún motivo concreto de color intenso que queramos resaltar en el impreso y quedase fuera de gama previamente.

Automatizar la conversión de color con ciertos parámetros es posible con un droplet o un procesamiento por lotes, lo que nos ahorraría bastante tiempo si debemos de pasar bastantes originales en RGB a CMYK.

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