miércoles, 11 de diciembre de 2013

El Precio y el Comercial

Actualmente el éxito de una venta en el entorno gráfico se basa principalmente en el PRECIO del producto. Lamentablemente, añado. La calidad se da por hecho, o la NO CALIDAD, compensada otra vez en el PRECIO. En este caso nuestro producto es un impreso, en sus diferentes variantes. Denominado commodity si eres moderno y estás "en la onda" . Y también añado que la labor comercial ha cambiado sustancialmente en los últimos años y que recetas antiguas no tienen porque servir para problemas presentes.

Generalmente, vendes un producto cerrado. Por ejemplo, una revista de 64 páginas en 90 gramos brillo más cubierta en 115 gr. glasofonada mate. Diseño ya realizado a falta de mandar PDF. El cliente, generalmente, una agencia de diseño, solicitará presupuesto a diferentes proveedores. Una ronda, a ver quien baja más. Un comercial, con un catálogo de precios de la imprenta, contando con el margen político de última hora arriba o abajo acordado entre la gerencia y el comercial vía móvil, ya tiene el precio de venta. No hay que dar más vueltas. Aquí ya no hay clientes que solicitan asesoramiento, ver diferentes papeles, quedan con el dueño a tomar unas cervecitas etc. Esto es la guerra, y gana el que desenfunda más rápido y apura los plazos de entrega, que suelen ser para AYER.


Lo único cierto es que no existe una fórmula exclusiva de éxito. Si a estas alturas, un negocio sigue en activo sin excesivos sobresaltos económicos, se puede decir que su sistema es totalmente válido. Lo digo por el elevado número de cierres de empresas gráficas al que estoy asistiendo en Euskadi y también Cantabria, que me queda muy bastante cerca.


Sin embargo, hay más formas de vender. Steve Jobs y su forma peculiar de dar a conocer sus novedades tecnológicas, con esa estética peculiar que ofrecía. Google, que huye de la imagen tradicional como de la peste, incluso empresas tecnológicas emergentes como la china Xiaomi, con una cuidada imagen de "sport" en sus presentaciones, están calando mucho en la sociedad española, que es totalmente permeable a usos y costumbres norteamericanos. Lo identificamos con el éxito, en comparación a nuestro "fracaso nacional" particular que viste de riguroso traje y corbata. Un ejemplo de nuestra declive social se puede ver en una película muy recomendable, A Puerta Fría, de Xavi Puebla.

Ahora mismo la sociedad española está inmersa en una depresión prolongada, a nivel individual, casi podemos afirmar que somos retazos de tiempo de un cuadro de Edward Hopper. Soledad y decadencia. Trajes y corbatas se identifican con corruptos en el telediario continuamente. Color y dinamismo, con el éxito. Todo esto empieza a entrar en el imaginario social.

La imagen del serio comercial con traje y cartera de piel se considera anticuada. O tal vez no es la adecuada en ciertos ámbitos. No digo que esté bien ni mal, es lo que hay. También es cierto que antes muchos negocios tenían más acotada su área de acción y podían especializarse. En ocasiones, incluso, solo tenían que esperar a que sonase el teléfono. Ahora todos hemos salido a la "sabana" como hienas y el horizonte es mucho más amplio. Adaptación.

Un saludo.