Actualmente el éxito de una venta en el entorno gráfico se basa
principalmente en el PRECIO del producto. Lamentablemente, añado. La
calidad se da por hecho, o la NO CALIDAD, compensada otra vez en el
PRECIO. En este caso nuestro producto es un impreso, en sus diferentes
variantes. Denominado commodity si eres moderno y estás "en la onda" . Y
también añado que la labor comercial ha cambiado sustancialmente en los
últimos años y que recetas antiguas no tienen porque servir para
problemas presentes.
Generalmente, vendes un producto cerrado. Por ejemplo, una revista de 64
páginas en 90 gramos brillo más cubierta en 115 gr. glasofonada mate.
Diseño ya realizado a falta de mandar PDF. El cliente, generalmente, una
agencia de diseño, solicitará presupuesto a diferentes proveedores. Una
ronda, a ver quien baja más. Un comercial, con un catálogo de precios
de la imprenta, contando con el margen político de última hora arriba o
abajo acordado entre la gerencia y el comercial vía móvil, ya tiene el
precio de venta. No hay que dar más vueltas. Aquí ya no hay clientes
que solicitan asesoramiento, ver diferentes papeles, quedan con el
dueño a tomar unas cervecitas etc. Esto es la guerra, y gana el que
desenfunda más rápido y apura los plazos de entrega, que suelen ser para
AYER.
Lo único cierto es que no existe una fórmula exclusiva de éxito. Si a
estas alturas, un negocio sigue en activo sin excesivos sobresaltos
económicos, se puede decir que su sistema es totalmente válido. Lo digo
por el elevado número de cierres de empresas gráficas al que estoy asistiendo en
Euskadi y también Cantabria, que me queda muy bastante cerca.
Sin embargo, hay más formas de vender. Steve Jobs y su forma peculiar de dar a conocer sus
novedades tecnológicas, con esa estética peculiar que ofrecía. Google,
que huye de la imagen tradicional como de la peste, incluso empresas
tecnológicas emergentes como la china Xiaomi, con una cuidada imagen de
"sport" en sus presentaciones, están calando mucho en la sociedad
española, que es totalmente permeable a usos y costumbres
norteamericanos. Lo identificamos con el éxito, en
comparación a nuestro "fracaso nacional" particular que viste de
riguroso traje y corbata. Un ejemplo de nuestra declive social se puede ver en una película muy recomendable, A Puerta
Fría, de Xavi Puebla.
Ahora mismo la sociedad española está inmersa en una depresión prolongada, a nivel individual, casi podemos afirmar que somos retazos de tiempo de un cuadro de Edward Hopper. Soledad y decadencia. Trajes y corbatas se identifican con corruptos en el telediario continuamente. Color y dinamismo, con el éxito. Todo esto empieza a entrar en el imaginario social.
Ahora mismo la sociedad española está inmersa en una depresión prolongada, a nivel individual, casi podemos afirmar que somos retazos de tiempo de un cuadro de Edward Hopper. Soledad y decadencia. Trajes y corbatas se identifican con corruptos en el telediario continuamente. Color y dinamismo, con el éxito. Todo esto empieza a entrar en el imaginario social.
Un saludo.
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