miércoles, 24 de agosto de 2011

Innovación en la empresa gráfica española


La innovación es complicada en un tejido industrial con un tamaño de empresa minúsculo. Generalmente la PYME del sector gráfico español es raro que pase de 20-25 trabajadores y cuando lo hace y supera los 50 en plantilla, se le considera de las "grandes" cuando en realidad es un enano comparado con otros sectores industriales. Normalmente, esto es un gran lastre para la innovación, producto de una gestión centrada en el corto plazo debido a una falta de "masa crítica". Es como si nuestras empresas estuviesen erguidas en una playa, siempre mirando hacia sus pies y observando como va subiendo el agua y les va llegando a las rodillas, luego a la cintura, alarmados ante ese extraño ascenso del nivel del mar, pero aguardando con esperanza el alivio de la  bajamar...si mirasen el horizonte, podrían vislumbrar el tsunami que les va a barrer.

Es evidente que existen empresas que invierten en innovación. No hay que olvidar que España es una potencia de tamaño medio en la OCDE y eso no es casualidad. Todo no es malo y se han hecho cosas muy buenas. Centrándonos en nuestro sector específico, referente mundial en el campo editorial, se hizo un esfuerzo titánico en modernizar la maquinaria, aunque a costa de endeudarse y, es cierto, adquirir tecnología foránea. No se puede considerar innovación la mera adquisición de equipos tecnológicos más modernos que otros diseñan y nos venden, son dos conceptos que en ocasiones se confunden: innovar y modernizarse. Pero en general, en España no se considera que gastar en innovación sea productivo y más si hablamos de empresas muy atomizadas con plantillas de menos de veinte trabajadores, que están más pendientes de "salvar" el mes sin entrar en números rojos.

Lo cierto es que se está produciendo un shock tecnológico de consecuencias impredecibles en la empresa española. La Tecnología de la Información avanza de forma exponencial y con ciclos cada vez más cortos y lo que hoy está a la última mañana está desfasado. La imprenta, dentro del sector servicios, entra de lleno en el ámbito de la comunicación, la imagen y la publicidad y toda esta vorágine le afecta de lleno. En EE.UU. son mucho más dinámicos y se adaptan deprisa, en el Viejo Mundo las cosas suelen ser más lentas y en España particularmente,  renqueamos. Lo cierto es que la industria gráfica no es tan flexible como debiera ser y ,obligada a soportar una tensión creciente, está fracturándose por algunos sitios y la crisis económica es un catalizador acelerante. Ni todo lo nuevo que viene es tan bueno, ni existen fórmulas milagrosas equipándote con lo último de lo último. La tecnología per se no soluciona nada.  Lo cierto es que en una década, no más, la electrónica de consumo convergerá de lleno con las artes gráficas y estaremos imprimiendo circuitos impresos, tintas inteligentes y demás parafernalia que parece sacada de un concurso de ideas de Blade Runner, pero que es muy real.  Tenemos un ejemplo con la tecnología RFID y más recientemente, NFC aplicado a la imprenta. De todas formas, todavía existe una nebulosa en torno a cómo adaptarse a esto y buscar alternativas al producto habitual de las imprentas, el impreso publi-comercial. 

Un saludo.

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