jueves, 13 de diciembre de 2012

Globalización

¿Cómo se puede competir en el campo del diseño web cuando páginas como Elance u Odesk nos traen a la puerta de casa mano de obra foránea con precios de miseria?


Hay empresas que montan una web Joomla! estandarizada o una maquetación convencional por cuatro "duros". Con personal de India, Bangladesh, Ucrania, Rumanía, etc Sin ni siquiera pagar impuestos en este país, con lo cual tienen ventaja añadida. Esto para el autónomo medio nacional es un hándicap bastante grande. Si no ha hecho más daño es simplemente porque la cultura de la TI en cierto arco de edad es baja y no saben que estas cosas existen.

¿Cómo se compite con esto?¿bajando más el precio y homologar nuestro sistema de trabajo al de China?

Yo personalmente me niego a eso. A mí modo de ver, afrontar este problema es complicado aunque no imposible. Estas líneas son el epílogo de una conversación por separado con dos buenos amigos que se dedican al desarrollo de software. No está relacionado con el desarrollo web y el diseño, pero es trasladable a nuestro campo.


Uno de mis viejos amigos de cervezas de la añorada juventud se especializó en desarrollo de software al final de su carrera de ingeniería, máster y demás. Partió para Madrid porque aquí no había futuro. Acabó trabajando en una empresa de medio tamaño, subcontratada para desarrollar software específico para diferentes usos, desde control de túneles hasta temas ferroviarios. En los últimos años, ante la escasez de licitaciones públicas, la empresa acabó por bajar los presupuestos al máximo y a reducir personal,¿de qué forma?: poco a poco fue trasladando el desarrollo de código a la India con operadores locales mucho más baratos. Simplemente dejó un pequeño equipo de supervisión y algún director de equipo. Mi amigo acabó fuera de la empresa, quemado y trabajando en Londres, cansado de pelear contra el empeoramiento de las condiciones laborales en España, la única forma en que compiten muchas empresas ahora. El proceso está esquematizado y resumido. Fueron tres años.

El otro amigo hizo el camino contrario. Él se largó de su empresa, bastante grande, para montar un negocio basado en software libre con otro socio, Solid Rock Cloud. Tuvo unos comienzos duros, pero ha acabado con una buena cartera de clientes gracias a su seriedad y profesionalidad. ¿En qué se diferencia? En el asesoramiento, en los contratos de mantenimiento y en la especialización en ciertas PYME. Se podría resumir en la importancia del contacto personal. Asume que no se va a hacer rico, pero tiene un horario muy flexible y ya tienen varias personas contratadas en la empresa, aplican al cien por cien el nuevo concepto de empresa colaborativa, alejados del obsoleto esquema piramidal de mando.

Esa podría ser la clave, la especialización, los servicios añadidos a tu producto central y el trato personal, así como el asesoramiento. Competir con precio no es la clave, siempre habrá alguien que lo haga más barato. Otro hándicap para muchos freelance es cierta soledad ante la gran cantidad de tareas que requiere arrancar un negocio, siempre es interesante poder colaborar y/o delegar con un socio de confianza, de lo contrario podemos acabar cayendo en el burn out.

El mundo de las artes gráficas, el diseño y la imprenta deberían de llegar a la misma conclusión. Hay que ofrecer valor añadido al producto que se oferta, especializarse, asesorar al cliente y, sobre todo, esto ya en clave interna,  superar el concepto de clases dentro de la empresa y alcanzar el estado de empresa que colabora, muy alejado del esquema de mando basado en gerencia, mandos intermedios, personal de base. ¿ Y cómo se hace esto? Innovando, dentro y fuera de la empresa, reduciendo costes no por sueldos sino por implementación de tecnología TIC en la gestión interna y formando a los trabajadores, ofreciendo en el mercado nuevos productos digitales, nuevos materiales, interconectando impreso y web mediante tecnologías como el NFC o RFID, abriendo nuevos canales de venta globales y no locales... Ya, son muchos elementos. Pues hay que empezar, llevamos años de retraso.

Si es que no me canso de repetirlo: la tumba y el olvido ya están preparados para el que no se adapte al siglo XXI.

Un saludo

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