sábado, 15 de agosto de 2009

La cadena: parte final, el impresor.

Toda esa tecnología desparramada por tantas imprentas y tantos gabinetes de diseño de agencias de publicidad y editoriales: flujo de trabajo, JDF, PDF/X, perfiles de color ICC, CtP, RIP etc,etc. Y al final todo ese esfuerzo va a parar a las manos del impresor y su oficio que, en proporción, ha evolucionado mucho menos que su entorno más inmediato en las Artes Gráficas.

Básicamente, en la impresión en hoja, que es lo que yo más conozco, seguimos con tinteros, espátulas, botes de tinta, baterías, cilindros, agua-alcohol... Sí, las máquinas han mejorado mucho, pero simplemente para automatizar los mandos básicos y hacer más rápida la preparación y tirada del pedido, la tecnología de impresión es la misma que pensó Alois Senefelder, este señor bávaro del siglo XVIII. La impresión digital puede cambiar esto a medio plazo, aunque de momento, la gran tirada es propiedad del offset. No obstante, el impresor ha ido perdiendo importancia relativa en las Artes Gráficas, a pesar de ser la parte más importante, porque el trabajo aquí pasa a ser casi un arte, sobre todo si la maquinaria está obsoleta o en malas condiciones, lo que es demasiado habitual en el entorno industrial vizcaíno. Su formación se ha ido dejando en segundo plano y poco a poco, el impresor medio se ha ido "desconectando" de lo que sucede dentro de la preimpresión. Apenas sabe lo que es el color RGB y aunque conoce bien la separación CMYK, no sabe cómo se gestiona en el entorno informático. Y eso es un ERROR.

Cada vez se tiende a abaratar más el producto impreso y es muy habitual que el cliente venga con su trabajo terminado grabado en un CD, en un pendrive o lo mande por vía FTP. En la mayoría de los casos, se le dan unas instrucciones básicas de envío, pero esta persona no es un profesional de las artes gráficas y a veces manda mal el trabajo. En el departamento de preimpresión se procesa ese PDF, o el formato nativo se transforma a EPS y se manda al RIP directamente. Con las prisas, las alarmas se ignoran y el trabajo pasa a plancha. Más tarde el impresor se percata de problemas cada vez más comunes: en el color, párrafos perdidos o cortados, justificaciones extrañas, símbolos en las eñes...Horas perdidas de máquina. Con un flujo de trabajo óptimo en una imprenta y con una generación automatizada de PDF y un preflight en condiciones, esto no pasaría. Pero ocurre, porque el mundo es así y los cuentos de hadas no existen, hay carencias de formación y muchas más cosas.

Aquí entra el impresor, que detiene su máquina con seguridad, sin dudas. Abre la puerta del departamento de preimpresión y con tres frases les resume el problema: estás fotos están en RGB y el color sale mal, esta prueba de color no se ajusta a los estándares gráficos y es imposible llegar a este tono, aquí una caja perdida se ha comido tal o cual letra o este trabajo no tiene trapping y ahora lo ajusta tu madre porque el papel es de mala calidad, está a contrafibra o directamente la máquina es un trasto. Para eso hace falta FORMACIÓN. Buenos profesionales que ya no solo sepan de problemas en el offset sino que tengan cierta idea de todo el proceso gráfico. Somos la parte más importante de un taller gráfico y hay que hacérselo saber otra vez (que bonito ha quedado esto último,jeej)

Saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario