La mayor competencia entre las empresas papeleras, agravado por la crisis, ha provocado en los últimos tiempos que la presión de abaratar costes haya repercutido en la calidad del papel. Una de las forma de bajar el precio de un producto como este es conseguir acortar el proceso de fabricación que en este tipo de producto son largos y lleva implícito un alto precio medioambiental debido a los compuestos químicos usados en la fabricación. Como uno de los parámetros básicos de percepción de calidad de cualquier papel es su nivel de blancura, y es lo que más cuesta conseguir, es fácil deducir por qué los blanqueantes ópticos han aumentado su presencia en las cargas de prácticamente todos los papeles comerciales.
Cuando un pliego de papel no refleja la
luz, es que es transparente. Evidentemente, esto no es así en la mayoría de los
casos, pero existen grados de opacidad. La opacidad es una especificación
importante de la calidad de un papel. Tenemos la opacidad de un 100% en el caso
de un cartón de embalaje y un 60% en un papel de periódico. Pero volvamos al
concepto. Realmente, lo que vemos cuando observamos una hoja en blanco es la
luz que ésta dispersa y esto es algo importante si queremos entender lo
siguiente.
Los blanqueantes ópticos, Agente de
Abrillantamiento Óptico, OBA, son unos compuestos que se añaden al papel para
aumentar su blancura (también al detergente de limpiar la ropa) Son baratos, no
son tóxicos y consiguen un blanco prístino en los pliegos de papel. Son
compuestos orgánicos derivados del ácido estilbénico y aunque existen más éste es el más común. Su forma de actuar es
absorber la radiación UV (370nm) y reflejarla en forma de luz visible con
matices azulados (435nm) De esta forma consigue engañar la visión y, al añadir
azul a la reflexión natural, generar un
blanco más puro debido a la mezcla y a la mayor cantidad de emisión de luz
visible que la que reciben. Un efecto colateral es que brillan ante una
iluminación UV intensa. En la práctica, y para que lo entendamos, ves un papel
amarillento mucho más blanco de lo que realmente es.
El papel de seguridad no lleva OBA.
Nunca. De otra forma, los lectores OCR se volverían locos y muchas medidas de
seguridad basadas en la reflexión de la luz UV como las tintas luminiscentes se verían afectadas o directamente perderían
todo el contraste. Así que de rebote, comprobar si un papel lleva OBA se ha
convertido en sí mismo en un filtro de control, porque los papeles comerciales,
hoy en día, llevan casi todos.
Adjunto una foto para comprobar la respuesta
de tres tipos de papel ante un iluminante UV. El papel central es de seguridad,
por lo que se mantiene oscuro. Se ve fácilmente.
De izquierda a derecha, papel de 115 gr
estucado mate, papel de 105 gramos OCR y papel de 100 gramos sin estucar.
Pero tampoco habría que confiarse del
todo. Si pides a la fábrica papel sin blanqueante óptico, te lo suministra sin
problemas. Suele ser un punto más
amarillento que el convencional y más caro, pero se usa cada vez más para la
impresión de documentos que van a ser digitalizados.
Hay que añadir que los compuestos OBA
se degradan, van perdiendo cualidades con el tiempo. Cuando esto sucede, se
puede apreciar el tono amarillento del papel que hasta entonces estaba oculto
debido al efecto óptico de los compuestos. Es un tono muy característico que no
hay que confundir con el del papel ácido, usado antiguamente y que debe a su
tono al ácido clorhídrico usado masivamente en el siglo XIX y XX para el
blanqueado de la pasta de papel y a la deficiente eliminación de la lignina de
la madera.
Iván Rodríguez Cortés
Perito Judicial en Documentoscopia
No hay comentarios:
Publicar un comentario