En la mayoría de los negocios de artes gráficas de España, generalmente microPYMES, aún no se ha implantado un sistema interno de gestión basado en un estándar internacional, por ejemplo el ISO 9001, no digamos un SIGMA o un EMAS. Si perteneces al sector gráfico y no te suenan estas palabras mal vamos. No sé a qué está esperando el sector para darle un vuelco a esto y ponerse al día, porque la verdad es que ya no hay mucho tiempo.
Pretender competir en un mercado nacional e internacional con la simple reducción de costes salariales es simplemente un suicidio. La gestión interna de muchos negocios es un desbarajuste de proporciones descomunales. Modelos que perduran desde los años 60-70 con encargados de taller polivalentes con años de experiencia, pero carentes en muchos casos de conocimientos actualizados que actúan como eje de la organización del sistema productivo. Sistemas piramidales totalmente desbordados por los tiempos actuales: sobres de pedidos que vuelan por ahí llenos de enmiendas y con carencias importantes de datos, prisas, encartes de última hora urgentes, o lo que es lo mismo: trabajos que llegan a máquina y generan costos ocultos cuando el impresor tiene que abandonar el puesto y consultar a diferentes responsables sobre este mismo pedido. Búsquedas de papel por el almacén, ¿lo habrá traído el transportista? No lo veo... Aplicar un sistema SMED sería un buen comienzo.
Creo que la gran carencia del sector gráfico no es precisamente en la instalación de maquinaria. Hasta hace pocos años la adquisición de "torres" de impresión offset crecía a buen ritmo, excesivo, diría yo. Hoy se puede afirmar que aunque ya no se compra ni una décima parte que antes, el parque de maquinaria es relativamente moderno. Creo que el verdadero problema es una gestión arcaica de los negocios de impresión. La falta de formación de los trabajadores. No implantar modelos de gestión interna eficaces. No realizar estudios del coste/hora real del negocio.
Tampoco, y vamos al aspecto meramente técnico, se aplica una tecnología básica en la imprenta, como la aclimatación de los talleres, que es el gran olvidado. Ahorraría muchas horas en paradas de máquina, permitiría reducir la adición de IPA al agua de mojado e incluso desterrar el alcohol de los talleres y estabilizaría la impresión. Más calidad. Pero nadie aclimata el taller. A veces te encuentras talleres que han comprado una máquina 70x100 y se han gastado 900.000 € en todo esto y están sufriendo variaciones de temperatura de la mañana hasta la noche de hasta 15 grados y humedades relativas de un 40%. El aumento de productividad es mucho mayor con un taller aclimatado que con uno que no lo está, pero generalmente se priorizan otros elementos y se adquiere tecnología de última generación en la producción. Es evidente que lo ideal sería contar con los todos los elementos de la ecuación. Y lamentablemente, pocos talleres realizan mediciones de densidad de tinta y los ajustes de tinteros se realizan a la manera Richard Clayderman, tocando la botonera y gastando maculaturas y tiempo. Y también ,generalmente, son estos talleres los que siguen aceptando trabajos externos en formato nativo (sí, freehand sigue por ahí, no acaba de morir...) y no saben lo que es un PDF/X y menos un perfil ICC. Más tiempo perdido. La crisis se los va a llevar por delante, tarde o temprano.
Cual es el negocio: ¿la imprenta? Pues vamos a montar bien una imprenta,
de una vez.
¿Lo haremos?
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