Extraído de un interesante intercambio en un hilo de LinkedIn. Me parecía interesante colgarlo en el blog. En cierta forma, esta visión oscura y tiznada del sector que he expresado a continuación me recuerda a esos western crepusculares, como Open Range con Robert Duvall o la gloriosa Sin Perdón, con Eastwood. El fin de una forma de vida.
Hace unos meses contactamos varios ex alumnos de la FPII de
Artes Gráficas. Promoción del 96. Las viejas
normas sociales aquí no tenían nada que hacer y las cervezas quedaron
para otro momento. Uno de esos fríos
pasillos cibernéticos tan de moda en estos momentos, facebook, fue el local
escogido en esta ocasión. Bueno, si hubo intercambio de fotos. Que menos Con el
paso de los años, comprobamos que estábamos más viejos, más gordos y más...
desencantados. Un buen comienzo.
Los que estudiaron preimpresión, así se denominaba en
aquella época el ciclo, bueno, pues, si llega a un 10 % los que proseguían en el sector peco de
optimista. La mayor parte de ellos ejerciendo como freelance o montando una
microPYME basada en servicios de diseño y/o maquetación o desarrollo web.
Subsistiendo. Los maquinistas era a los que mejor nos iba, en torno al 40%
seguíamos manchando papel, normalmente en ERE o en condiciones cada vez más
precarias. Defendiendo el fuerte, con las cananas casi vacías. Los de montaje, ni uno. Su puesto pasó al
baúl de los trabajos obsoletos y no se actualizaron. Los que maquetan
actualmente se hacen cargo de los CtP y así algunos se ahorran una nómina.
¿Cómo se llegó a esto? La situación en general comenzó a
ponerse muy fea un poco antes de la Gran Depresión, en torno al 2006-2007 el
viento cambió, se volvió frio y oscuro y las sombras comenzaron a alargarse;
los años "dorados" tocaban a su fin. Todos nos dimos cuenta, pero
esperábamos que la tormenta durase solo unos pocos años. Que confundidos estábamos.
Empezaron los despidos masivos en periódicos, agencias de diseño antaño
solventes, imprentas y el resto ya lo
sabemos. Algunos viejos del lugar afirman que la crisis es muy anterior,
mediados de los noventa, que los cálidos años
de sol posteriores solo fueron un
claro entre las nubes.
Los fotógrafos profesionales, más allá de un hobby, se
extinguieron rápido en las artes gráficas. La gente que decide gastarse un
dinero en un catálogo (raro) o una revista (más raro si no es una publicación
consolidada), en cuanto le pasas el precio de un profesional, invariablemente
se le ponen los ojos en blanco y decide
tirar de stock o directamente se saca el móvil del bolsillo de atrás y
empieza a sacar fotografías a piezas industriales en los ratos libres. Te las
envía luego para que le maquetes el tema (eso si el
sobrino no se lo maqueta antes en el word). Y
los jpg pasan la obligatoria línea de "chapa y pintura" en el
photoshop, horas no facturables, por supuesto. Si han contratado a alguna
agencia de diseño, éstos probablemente hayan presupuestado tan bajo que se las
entregarán al becario/becaria (al cual mucha gente al cabo del día le repite
continuamente el mantra de que es un privilegiado por tener trabajo), que
estará encerrado en algún cuarto sin ventanas con un mac viejo, trabajando doce
horas diarias por 600 €. Al final te manda unos archivos que no hay por donde
cogerlos, sin sangre, con las letras en cuatro colores, negros con 400% de
tinta... y directamente irán a la picadora del PitStop.
Por supuesto, en muchos trabajos el "diseño" se
ofrece gratis al cliente, se da por hecho que con un programa de esos modernos
y dándole a cuatro botones las cosas surgen por generación espontánea. Y esto
no va a cambiar, porque la cultura visual en España es inexistente. Ni se
valora ni se valorará. Naturalmente, la imagen empresarial de muchas PYMEs es
patética, arcaica, pero como nos movemos en un entorno de mediocridad general,
no es tan evidente. ¿Los que más sufren esta carencia?: los diseñadores. Cada
vez tiran más sus precios y muchas agencias serias de las de antes están
cerrando o tiran de mano de obra "barata" para recortar gastos. Por
supuesto, hay empresas grandes que sí saben que gastar recursos en
publicidad/marketing/diseño es un plus para su producto y nosotros trabajamos
con varias, pero cada vez son menos. Pero si hasta la agencia de Mariscal, el
tío del Cobi, tuvo que despedir a la mitad de la plantilla por falta de
trabajo, con esto te lo digo todo y esta gente se puede considerar que es la
élite.
Este es el croquis actual del sector.
¿Está todo perdido?
Ni mucho menos. Los western
crepúsculares marcaban el final de una era, una dura agonía por la
supervivencia, pero también el comienzo de un nuevo tiempo: llegaba el
teléfono, el ferrocarril, las vías rápidas de comunicación...En resumidas
cuentas, la civilización y su capitalismo feroz.
La evolución inevitable inevitable en la imprenta es
especializarse por subsectores gráficos. Etiquetado, packaging, electrónica
impresa, impresión de seguridad y productos de alto valor añadido. E intentar
ir fusionando los negocios e ir hacia empresas más grandes, de veinte o treinta
trabajadores como mínimo (que triste soy hasta soñando). Con ese volumen puedes intentar la exportación,
mejores condiciones de financiación y una posibilidad de desarrollar I+D. Ahora esto es imposible con la división que sufrimos en partículas subatómicas llamadas micropymes y autónomos.
Las diferentes asociaciones empresariales también podrían
fomentar clúster autonómicos o provinciales para desarrollar plataformas logísticas
comunes y soporte en TIC potentes y accesibles a sus asociados para convertirse en trampolines a más
mercados potenciales.
De momento seguimos en el fango, apuñalándonos entre
nosotros y aunque cada vez quedan menos en pie y alguno piense que eso le
beneficia, la realidad es que los que sobreviven lo hacen extenuados, agotados
por un largo y sangriento proceso de canibalización.
Un saludo.